sábado, marzo 01, 2014

El viento y las palabras. Renovación poética en Jalisco (autores 1980 - 2000)



Prólogo







Nada nuevo bajo el sol

“Nada nuevo bajo el sol” era la conclusión que llegábamos los que estudiábamos en la Licenciatura en Letras Hispánicas después de leer El grado cero de la escritura de Roland Barthes. La discusión y la desilusión se originaban porque como “jóvenes aprendices al oficio de poeta” teníamos que aceptar la derrota acuestas; nada que lo que pudiéramos escribir sería algo nuevo para posibles lectores empapados de poesía, sin embargo el entusiasmo de algunos no terminó mermándose, sino que continuó hasta lograr escribir algo interesante que después de las miles hazañas fueron publicándose.

Los fines de semana, a quienes nos interesaba aprender sobre “poesía” asistíamos al Antitaller de poesía “César Vallejo” coordinado por Raúl Bañuelos y al taller de sensibilización poética que coordinaba Ricardo Yáñez. Entre la lista de autores latinoamericanos que leíamos en el antitaller, se revelaba la tradición poética en la que pertenecíamos. Los aprendices soñábamos con algún día alcanzar un poco de la gloria de esos escritores. Probar un día, aunque fuese por un solo verso, lo que estos escritores abarcaban. Conforme avanzamos en nuestras lecturas, nuestras propias reflexiones nos regresaban a nuestra realidad, soñar de esa manera implicaba solo soñar, sin la posibilidad de no llegar a ningún lado con hacerlo. Los que “aceptamos” esa condición conocimos nuestros límites, y lo que siguió fue hacer un trabajo honesto.


En una sesión del taller de Ricardo Yáñez nos enseñó que la poesía hablaba lo que se habla desde siempre. Era otra manera de decir que “Nada había bajo el sol”. Estas enseñanzas perturbaron profundamente la concepción de la poesía. Con las lecturas de Octavio Paz se reafirmaba la idea que la palabra presencia el pasado en el presente y lo proyecta. El tiempo se fugaba al infinito, como en un juego de espejos mirándose entre sí. La poesía entonces se convertía en atemporal y al mismo tiempo en universal, en ella el tiempo que pasaba no tenía tiempo, en el tiempo poético se fundían todos los tiempo, el poeta tiene la capacidad de evocar y convocar todas las horas que han pasado, que pasarán y que están pasando.

Cada poema es una cadena al infinito, que cuando pareciera llegar al último eslabón, uno se da cuenta que vuelve estar en el primer eslabón. La poesía es avance y retroceso. Regreso a los orígenes, el movimiento pendular que Paz nos habla en la ruptura y tradición poética. El origen y el éxodo están constantemente situados en la misma dimensión, saludándose, mirándose, encontrándose idénticos, similares, opuestos, lejanos, complementarios, suplementarios. Luis Rogelio Nogueras nos dice en su poema Eternóretornógrafo lo siguiente:

El joven poeta murmuró cerrando el libro
de Apollinaire:
“Este sí es un poeta...”
(…) Homero, el ciego, repetía en hexámetros los extraños poemas
que se susurraban al oído
los amantes en las estrechas calles de Babilonia
y Susa,
y en Babilonia y Susa
los poetas imitaban los versos de los hititas de Bog Haz Keui
y de la capital egipcia de Tell El Amarna,
y los poetas del 4000 a.n.e.
imitaban a los poetas del 5000 a.n.e.
hasta que el hombre de Pekín, en la húmeda caverna
de Chou-Tien
viendo arder lentamente sobre las brasas el anca
de un venado,
gruñó los versos que le dictaba desde el futuro
un joven poeta que murmuraba cerrando un libro
de Apollinaire.

Cada poema se convierte en la respuesta a otro, en el inicio y fin de un diálogo eterno. Cada poema viaje a través de las épocas y al llegar al lector se renueva. Cobra fuerza y vida. El poeta joven aspira a convertirse en parte de ese diálogo, aunque a veces ignore que la lectura hizo lo suyo, que la reflexión diaria y la lectura lo pueden llevar a la experiencia poética, a la revelación.

La poesía representa romper con las estructuras de pensamiento, El joven Rimbaud rompió con las formas estéticas de la poesía parnasiana, al hacerlo de manera violenta logró que se concibiera la poesía más libre y visionaria. No solo en la forma sino también en su contenido y su apreciación. Pero la poesía también representa trascendencia. El joven Novalis llevó la sublimación de la poesía a puntos muy altos; su naturaleza mística conjugó en la poesía la totalidad del universo divino y su cosmos. La poesía joven es entonces ese eslabón origen y éxodo.

Hugo Gutiérrez Vega escribió en su poema “El viento y las palabras”

Ahora
Retomemos
El salterio olvidado.

Somos
La nueva voz
El polvo nuevo
De la palabra antigua.

Estos versos representan la importancia de la trascendencia y de lo efímero. De estos versos partimos para compilar la presente antología. Ellos representan el sentido y la importancia de renovar la voz, de mirar bajo ese polvo (nuevo), lo que la palabra dice y lo que ha dicho desde siempre. La renovación de la tradición y la ruptura. En homenaje a Gutiérrez Vega, quién siempre ha apoyado la creación literaria joven, es que, y con su consentimiento, utilizamos el título del poema para dar nombre a esta antología.


El poeta joven

El escritor joven siempre ha estado activo en el desarrollo de la vida literaria de un país, de una comunidad, de una región. A veces reunidos alrededor de una figura literaria que cobije y oriente sus percepciones acerca de la literatura. Alrededor de Alfonso Reyes se congregaron los contemporáneos, en torno de los contemporáneos se agrupó Carlos Fuentes, Octavio Paz, entre otros.

Octavio Paz reconoce en Poesía en Movimiento (1966), el trabajo realizado por los poetas jóvenes, la poesía joven representaba un eslabón en la cadena de la historia de la poesía. Sin ella no se entendía y no se concebía la renovación del pasado como un fin: “Nosotros lo que pretendemos, es alterar la visión acostumbrada: ver en el presente un comienzo, en el pasado un fin. Este fin es provisional porque cambia a medida que cambia el presente” (Octavio Paz: Poesía en movimiento: 1966). La importancia de la poesía joven radicaba en que sin ella no existía la naturaleza cíclica de la literatura. Con el grupo de La espiga amotinada (1960) y Ocupación de la palabra (1965), cuyos textos pertenecían a Juan Bañuelos, Oscar Oliva, Jaime Augusto Shelley, Eraclio Zepeda y Jaime Labastida, Octavio Paz explicaba lo que sucedía en la poesía joven: “[La espiga amotinada] el título del libro era romántico y un poco retórico. Los poemas también lo eran. La actitud del grupo pareció exagerada” [Ocupación de la palabra]. “Sin someterse a los necios preceptos del ‘realismo socialista’, los cinco han declarado que para ellos el ejercicio de la poesía es inseparable del camino de la sociedad. Esta pretensión en la segunda mitad del Siglo XX puede hacer sonreír. Por mi parte creo, que inclusive si se estrellan contra el famoso muro de la historia, pensar y obrar así es un punto de honra para cualquier poeta y más si se es joven. Al proclamar su voluntad de unir el acto y la palabra, el grupo volvió a la actitud del Taller, sólo que con mayor lucidez y osadía poética. Este regreso fue, además y sobre todo, un retorno al verdadero origen del movimiento poético moderno” (Octavio Paz: Poesía en Movimiento).

Gabriel Zaid, en Asamblea de jóvenes poetas, utilizó como “poesía joven” los textos de los escritores menores de treinta años en los años 70’s y 80’s y puso en tela de juicio ¿si la lista de los poetas jóvenes en Poesía en movimiento era la que se escribía en México? Responder esta pregunta lo llevó a revisar los poemas publicados por los jóvenes de la época. Zaid puso de manifiesto que en el México de los años 80’s y finales de los 70’s, los jóvenes escribían más de lo que leían, la poesía se había convertido en un fenómeno con mayor aceptación, llegaba a las clases sociales bajas y medias-bajas. Sus reflexiones lo hicieron cuestionarse sobre la vida útil de cualquier antología que pudiera ir desde lo efímero hasta lo trascendental.

El reto que se propuso Zaid fue seleccionar a veinticinco escritores que representaran la poesía joven en México; el problema que sobrevino fue qué criterios seguir para seleccionar a quienes tenía los méritos para estar en una antología. No pudo conseguir más que reducir el número de escritores a esa cifra, porque conforme pasaba el tiempo aparecían nuevos autores. Asamblea de poetas jóvenes hace referencias de alrededor de seiscientos poetas. La antología se volvió un censo de los poetas jóvenes que dio a conocer: quiénes eran y qué escribían.

Estas dos antologías son los trabajos más representativos acerca de la poesía joven, cada uno situado en épocas diferentes, con una importancia por separado. El punto de coincidencia es que la producción de los textos de escritores jóvenes representa la renovación de la literatura concebida como algo cambiante.


El tiempo que llegó

A principios del Siglo XX los escritores en Jalisco eran fácilmente identificables, ya que la mayoría de ellos gozaban de un renombre literario; Enrique González Martínez, a finales del Siglo XIX y principios del XX, era el poeta más importante en México porque con él terminaba el “modernismo” que Manuel Gutiérrez Nájera y Rubén Darío habían iniciado; González de León era admirado por López Velarde, ya que su poesía inauguraba una poesía provinciana moderna, y Alfredo R. Plascencia llevaba la poesía a un estado místico.

El mismo fenómeno se repitió con los escritores nacidos en las primeras décadas del siglo XX, Los autores más representativos fueron Agustín Yánez, José Luis Martínez, Elías Nandino, Emmanuel Carballo, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Adalberto Navarro Sánchez, Arturo Rivas Sainz, Ernesto Flores. Varios de los libros publicados en la primera mitad del siglo XX se volvieron indispensables: Pedro Páramo y El llano en llamas, ambos de Juan Rulfo, Al filo del Agua de Agustín Yánez, La Feria de Arreola, Nocturnos de Elías Nandino.

En la década de los setentas y ochentas hay un nuevo periodo de producción literaria. En estas décadas proliferaron las revistas literarias, las publicaciones independientes, así como el nacimiento de editoriales pequeñas. En los escritores Adalberto Navarro Sánchez, Arturo Rivas Sainz, Elías Nandino, Luis Patiño los jóvenes encontraron cobijo e impulso que sirvieron de estimulo e impulsaron su trabajo.

Jalisco tuvo en esta etapa una renovación muy importante, la generación de escritores, en su mayoría nacidos en la década de 1950 y finales de los años cuarenta; comenzaban a circular sus primeros trabajos de creación literaria. Ricardo Yánez, con Divertimento (1972) Escritura Sumaria (1977), Ricardo Castillo con Pobrecito Señor X (1976), Rafael Torres Sánchez, Entre la ? y la ¡ (1978), Raúl Bañuelos con Tan por la vida (1978), Enrique Macías con Poemas Perrunos, (1980) y Raúl Aceves con Cielo de cosas devueltas (1982); por citar algunos fueron parte de esta generación de escritores que dieron testimonios de los nuevos tiempos que estaba viviendo el Estado.

La proliferación de revistas fue abundante, y en ellas quedó de manifiesto la producción literaria de esta generación, mencionaremos sólo algunas de las más importantes de la época: Et Caetera de Adalberto Navarro Sánchez (1950-1985, con tres épocas), Summa de Rivas Sainz (1954-1985), Coatl de Ernesto Flores (1965-1969), Esferas dirigida por Ernesto Flores (1969-1984), Péñola de Juan José Doñan (1979-1987).

En 1970, se reunieron entre sí Jorge Souza, Ricardo Yánez, Carlos Prospero, Gilberto Meza, Gloria Velásquez, Lilian Nepote, todos ellos estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara, para fundar el taller literario: Protoestesis. Elías Nandino coordinó este taller en 1972, trasladando su sede a la capilla del Ex-convento del Carmen, y el taller pasó a depender del Instituto Nacional para las Bellas Artes (INBA) del Estado de Jalisco. En décadas posteriores algunos escritores que publicaron sus primeros trabajos en los setentas y ochentas, ya eran referencia para la formación de las nuevas generaciones y el taller tomó una gran importancia, ya que la tradición literaria se transmitía y se recreaba en estos espacios. Hacía la década de los años noventa, Raúl Bañuelos, Carmen Villoro, Ricardo Yánez, Ricardo Castillo, Roberto Villa, Cesar López Cuadras, Artemio González, Patricia Medina, eran algunos de los talleristas que habían publicado en décadas anteriores.

Hubo una proliferación de revisas como Trashumancia, El Zahir, El Hoyo, Juglares y Alarifes, Hojas literarias, Diserta, Luvina, La voz de la esfinge, Soberbia. En ellas quedó asentada una renovación literaria. Nacieron en esta década editoriales -ahora clave en algunos casos- como Arlequín, Mantis, Anacoreta, Luz Violeta, Mala estrella, Literaria, Alimaña Drunk, Paraíso Perdido.

Asamblea de Poetas Jóvenes, de Zaid, inspiró uno de los trabajos claves de los ochentas: en 1989, Raúl Bañuelos, Dante Medina y Raúl Aceves publicaron la antología: Poesía reciente de Jalisco, en ella hacían un registro de las voces que estaban coincidiendo: localizaron a 354 poetas, y antologaron 73. Sin duda esta antología es un referente necesario para la poesía que fue escrita por autores nacidos después de 1945.

Las antologías que aparecieron en los noventas fueron las de Ernesto Castro con Extremos: cuento último en Guadalajara; Felipe Ponce, Jorge Orendaín, y Alejandro Zapa con Tiro al Blanco, Antología de poesía; y César López Cuadras con Muestra literaria reciente de Jalisco. En la primera década del siglo XXI aparecieron las antologías, Muestrario de Letras en Jalisco de Sara Velásco, Poesía de Jalisco del siglo XX de León Guillermo Gutiérrez y Poesía viva de Jalisco, de Dante Medina, Raúl Bañuelos y Jorge. Souza. En los años recientes aparecieron las antologías Muestrario de Poesía Jalisciense de Jorge Orendain y Diez y nota. Poesía joven en Jalisco de Luis Armenta Malpica.

Sobre los criterios de selección y objetivos de la presente antología

El estándar de edad en CONACULTA para definir “Jóvenes creadores” lo propone en los treinta y cinco años. Quién busque una beca del FONCA, dentro de esa categoría, deberá tener una edad menor a la propuesta. Para hacer esta compilación partimos del 1980, buscando acercarnos al estándar de CONACULTA, ese fue nuestro primer criterio de selección.


El objetivo de la antología era mostrar un panorama real que reflejara el estado de la poesía joven en Jalisco, que al realizar este trabajo pudiéramos abarcar los diferentes matices y voces, para ello propusimos que los escritores reunieran las siguientes características:

• Que hubiesen nacido o que tengan por lo menos tres años viviendo en el Estado .
• Que fueran escritores con algún libro publicado, o que sus poemas aparezcan en revistas, que hayan ganado algún premio, que se encuentren en activo en algún proyecto literario.

Estos tres criterios de selección sumamente abiertos nos permitieron acercarnos a una gran cantidades de escritores. Algunos los contactamos de manera personal y les pedimos una selección de cinco a diez cuartillas, también pedimos que recomendaran a otros escritores, revisamos publicaciones en internet, libros, revistas, antologías, tomamos los poemas que nos parecieran más interesantes. Un escritor nos llevó a otro y así sucesivamente. La producción de textos por parte de los escritores, en Jalisco, es basta y muy aceptada.

¿A qué conclusiones podemos llegar después de revisar las propuestas entregadas por los escritores, de revisar las publicaciones, de escoger poemas que nos llamaron la atención?

Pensar en “Poesía joven” como una poesía en formación se convierte en lugar común. El poeta está en constante formación, pasa por diversas etapas a lo largo de su vida, el ejercicio y concepción de la poesía no puede llegar a un momento estático. Ni la forma de escribir por lo tanto no es la misma a lo largo de su vida productiva. En ese sentido decir que la “Poesía joven” está en constante formación equivale a una redundancia.

Sin embargo la poesía joven, tampoco se puede mirar como una propuesta a futuro. A la poesía le corresponde el terreno del azar y el incierto. Es por eso que el oficio del poeta debería considerarse desde la intuición. La posibilidad de los caminos, la posibilidad de la poesía como un punto de fuga proyectándose hacia diversas trayectorias. Es por eso que esta compilación no muestra a ningún poeta como parte de una apuesta a futuro. No hay seguridad que los poetas con premios nacionales sigan publicando, mucho menos que la poeta más joven incluida, Carolina Becerra, se convierta en una referencia obligatoria en los poetas de su edad.

Tampoco el espacio geográfico puede mirarse como algo estático; el Estado está conformado por ciento veinticinco municipios, y en ellos tienen sus propias manifestaciones poéticas, muy parecidas y muy diferentes entre sí, muy parecidas las formas y las concepciones que tienen los jóvenes poetas que habitan en la capital y al mismo tiempo, muy diferentes y contrapesas.

Nuestro objetivo es hacer un corte transversal en este momento histórico, en el que el desarrollo de la producción poética presenta características muy peculiares, todos poetas aquí citados tienen publicado por lo menos un poema en alguna de la plataforma de Internet o lo han utilizado para difusión de su obra . La aparición de publicaciones, de revistas, plaquettes, libros, antologías, y sobre todo autores es más efímera que en las generaciones anteriores. Este grupo de jóvenes tiene como ventaja la facilidad que otorga la tecnología para realizar publicaciones que aumentan de forma rápida, abundante y efímera.


El resultado de un registro del mapa literario en Jalisco es una polifonía, una reunión de voces, concepciones poéticas y de estilos difíciles de asir en su totalidad, que entre ellas se contraponen, pero también se suplementan y complementan en el mismo momento. Las publicaciones de textos de autores jóvenes funciona de manera paralela a las generaciones anteriores, ninguna generación fue espontánea, sino que las preocupaciones, afinidades y búsqueda entre una y otra, sólo se adecua al momento histórico. Lo importante en los autores jóvenes es que han tenido un desenvolvimiento paralelo entre sí en los círculos literarios, todos tienen características contextuales comunes. Imposible definirlos como una generación, todas las generaciones literarias han sido definidas por las circunstancias políticas, sociales y culturales que enmarcaron sus trabajos. Es decir, en estos poetas no hay nada que los convoque como generación, no hay una solo línea ideológica, estética o poética en la que se agrupen. Ni siquiera vivir en un lugar y tiempo determinado, con circunstancias históricas muy definidas los pueden agrupar como una generación. En la necesidad por conocer el inicio de los eslabones de la tradición poética en Jalisco. La poesía se convirtió en mosaico, como la variedad de posibilidades que se presentan al combinar los movimientos de un caleidoscopio.


Xochitl Ramírez
Jeannette Guerrero
Neri Tello


+Índice de autores

1980
Daniel Bencomo
Juan Castañeda
Leticia Cortés
Abel Díaz
Mario Z. Puglizi

1981
Sara Raca
Rafael Villegas
Lucía Miranda Fernández

1982
Maribel Castorena
Marcela Moreno
Xitlalli Rodríguez
Judith Satán
Gema Carolina Zorrilla


1983
Blanca Bátiz
Fernando Carrera
Gabriel Govea
Erwing Hernández
Federico Jiménez
Isaac Ortíz
Devadip Pérez
Marlene Zertuche


1984
Miguel Así,sinapellidos
Ana Corvera
Luis Eduardo García
Álvaro Luquín
Gustavo Iñiguez
Victor Villarreal

1985
Patricia Mata
Abril Medina
Mauxi Ornelas
Omar Sánchez Villegas
Lenin Alvarez

1986
Mariana Ayón
Julio Cesar Espíritu
Aleqs Garrigoz
Verónica Gutiérrez Licón
Rafael Nieto
Francesco Rabbannelli
Lizeth Sevilla


1987
Damian Covarrubias
Danivir Kent
Sihara Nuño
Alejandra del Toro


1988
Jonathan Berumen
Hiriam Ruvalcaba
Enrique Carlos Cisneros

1989
Sergio Nuñez
Nalleli Sánchez

1990
Adrian Esparza
Héctor Adrián Limón Fernández

1991
Carla Xel Ha
Alejandro Lobo Espejo
Arehf Palacios


1992
Juan Carlos Vanscoit
Anna Castel

1998
Melisa Nungaray

2000
Carolina Becerra




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