domingo, diciembre 08, 2013

Sobre los comentarios de Felipe Ponce en Replicante (Qué espero den derecho de réplica)



Es sagrado el derecho de cualquier persona al Autoaprendizaje, dentro de él , los alumnos deben enseñarse a investigar. Como profesores solo debemos ser los guías, pero quienes deben descubrir su mundo son ellos. A ellos les pertenece, es parte de su educación, de su presente y de su futuro. Ser “Promotor de lectura” o ser “Promotor Cultural” implica otras situaciones o circunstancias. Pero como promotor de lectura, antes que promover el libro, promueves precisamente eso “La lectura” y esta no es exclusiva de los libros. Los libros tienen una función didáctica, también educan. Pero el proceso de enseñanza es más complejo y quizá lo entendemos mejor los que participamos directamente de él.

Sobre los comentarios de Felipe Ponce, en su Columna invitada en el periódico Mural, publicado Perfil», suplemento de «Mural», Guadalajara, 6 de diciembre de 2013, página 4. Debo aclarar como profesor de la preparatoria 20 y responsable de la Academia de Comunicación.

La visita de Ales Steger corresponde a una actividad académica. Como parte del desarrollo de las habilidades y competencias que el alumno debe desarrollar, el alumno hizo una investigación sobre el escritor: su ficha curricular y sus poemas. Encontraron el link de Internet http://www.artepoetica.net/Ales_Steger.htm, desde esa página y con ese PDF que está para cualquier persona que lo desee consultar, ellos crearon sus propias antologías, las cuales estaban diseñadas con:

Una portada
Un índice
Un prólogo (Escrito por ellos mismos)
Y los poemas en cuestión

Es decir un trabajo escolar sobre el escritor que nos visitó.

Al final del proyecto que concluyó con la visita de Ales Steger, los alumnos quedaron impactados por la personalidad y la franqueza del escritor a quién agradecemos profundamente su visita. Fue un verdadero trabajo de Autoaprendizaje.


Neri Tello

Todo poema es un viaje sobre los poemas de Ales Steger




Lanzar las palabras como monedas al aire, no para que caigan con una determinada cara, sino para que el vuelo sea el punto de partida, para que las palabras sea el principio de toda posibilidad, para que sea la poesía quien comience y nos orille al viaje. Tomar las palabras como un vehículo que nos advierte el camino que trae como adherencia el destino.

Adonde sea que vayas
Donde sea que tu sombra se mezcle con extraños
Sabes que al lugar donde te estoy esperando ya no regresarás
Y que quien te espera ya no soy yo
Por eso ve por sombras, que te eleven por los aires
Como una alfombra mágica, y te lleven al otro lado del corazón.

Todo poema es un viaje. En ellos nos internamos, ponemos en juego la experiencia, lo vivimos, nos llenamos de significado. Toda la vida cabe en un poema. En todo poema hay una vida que se construye y se complementa. El poema otorga sentidos, otorga una invitación a mirar las cosas desde otras perspectivas, a redescubrir el mundo y ponernos a nosotros en lugar de las cosas.
En Ales Steger, las pequeñas cosas contienen el universo, las miramos hacia abajo, el universo se esconde, para insinuarnos, para reclamar nuestra atención, para decirnos aquí estamos, para darle un nuevo sentido a las cosas:

Cuando cierras los ojos, ves el poema.
Vaciado de la firmeza de todas las cosas que a escondidas
Deseas
Te recuerda a una habitación recién blanqueada
Que el verano olvidó cerrarle la puerta y las ventanas
Pero también eso es sólo una alusión insuficiente a las
Imágenes de mundo físico.

La relación de las cosas pequeñas con el mundo, preconiza el viaje interno, la introspectiva, el viaje a “a nosotros”, donde el diálogo hacia el “otro”, no es más que nuestro diálogo interno, hacia el centro de nuestro ser. Allí donde las decadencias no tienen el sentido de la destrucción y, la paz es un elemento de búsqueda y de equilibrio.

Aquí el viaje tiene sentido, el poeta toma las palabras que se han convertido en viaje, se ha despojado de si, lo indispensable significa reflexión, meditación, reinvención. La adquisición de nuevos sentidos. Lo que ya se había nombrado vuelve a parecer, todo vuelve a sentir, se re significan las cosas a partir del rompimiento con las mismas. La metáfora ocupa su lugar, lo que está en el lugar de las cosas es una idea re significada, la metáfora ocupa su lugar: el lugar de las cosas, de la poesía que lo significa todo.

Cuando todavía era un niño
Leí acerca de las dos maneras en que mueren las estrellas
En el primer caso la estrella comienza a enfriarse (…)
En el segundo caso la estrella a contraerse
A través de millones de años cada unos de sus átomos, cada gota de luz
Cada deseo, cada pensamiento, cada esperanza tiende
Hacia un centro inexistente
La agonía termina cuando toda la estrella con su atmosfera
Se condensa hasta alcanzar el tamaño de una pelota de tenis
Todo se convierte en centro, masa y gravedad infinito


La metáfora que ocupó su lugar se convierte en el gran seductor de las cosas, el viajero camina hacia las ciudades, las seduce y al mismo tiempo es seducido, hay en él una personalidad dominante hacia las cosas, pero la palabra lo seduce. En este juego las fronteras se desvanecen, el poeta es viaje y tanto se ha despojado de todo lo que le constituye permanencia, se ha convertido en un extranjero, en un exiliado, lo han seducido Arabia, Cachemira, Sandweder, Europa… En cada una de estas ciudades a podido llegar a donde las postales no logran trasmitir las sensaciones y los sentidos de los lugares, ha llegado a las esencias, a la metáfora.

Llega a casa con la renovación a cuestas, las cosas se vuelven familiares, sin embargo han adquirido otro sentido, la extrañeza y el desencanto lo llevan nuevamente a la búsqueda, el poeta es entonces un ser que no tiene sino la búsqueda como destino.

sábado, octubre 05, 2013

La poesía es un acto de fe

el poema debe acercarse al milagro

lunes, septiembre 16, 2013

El secreto (a mis alumnos)



¿Qué buscas cuando lees historias? ¿Qué mundo le corresponde a la narrativa?
Cuando entras al mundo de las historias en blanco sin ningún conocimiento es posible que llegues al asombro. El impacto de las lecturas y sus historias provocan el asombro de un mundo que no te pertenece. Te convierte en “voyerista”. Conforme pasa tus ojos sobre las líneas de un extenso libro te metes en la vida de los otros, en ella existe algo que te atrapa, te revela, te sitúa en la parte universal de las historias, en donde el diálogo con las historias se proyecta al infinito.

Después de la lectura ya no está s en blanco, has experimentado estar inmerso en un mundo. Buscas libros, devóralos. Todas esas historias fueron escritas para que tú las conocieras, para que tú las hagas propias.

Los hombres de las cavernas con su escritura rupestre contaron sus historias porque deseaban tener contacto con las futuras generaciones. Entre las líneas de un joven escritor de la edad clásica se encontraba ya las mismas preocupaciones de los hombres de las cavernas, y entre las líneas de los escritores renacentistas se miraba con asombro, la idea de un posible secreto revelado apenas de un tal Homero. Los jóvenes del romanticismo encontraron entre sus palabras los discursos de la edad media, el honor y el sentimiento se encapsulaba en frases reveladoras. Durante el siglo XIX la literatura se diversificó y las historias marcaron un punto de fuga para una diversidad de destinos.

Cada historia contada desde las cavernas hasta el último libro leído, fueron escritas porque se sabía que nacerías tú. Cada uno produjo un eslabón para dialogarse entre líneas. Cada historia definió la voz que la precedió. Edgar Allan Poe, contribuyó a definir la voz de Baudelaire, La voz de William Faulkner contribuyó para definir la voz de Juan Rulfo, y Rulfo posiblemente abonó a la voz de García Márquez. La voz entonces se esconde entre las líneas. La voz entonces es la suma de todas las voces que se anteceden y preceden.

El hombre de las cavernas con su pintura rupestre lanzó líneas para que viajaran a través de las líneas de otros. Para articular el diálogo. Para llegar hasta ti, que nuevamente tuvieran la posibilidad de viajar a encontrarse con otra voz. De ser esto cierto, entonces, la suma de los libros que has leído y que debes leer no ha sido una coincidencia. Han sido escritos porque se sabía que ibas a nacer, que tú los leerías y los proyectarías al futuro a tu futuro, para hacer presente el pasado y el futuro, para hacer de todas las historias y todos los tiempos un solo tiempo y una historia universal. Las lecturas fueron escritas para que tú seas puente hacia las generaciones que vendrán. Toda lectura lleva consigo la historia, lleva consigo las voces. El diálogo no se termina contigo, sino que continúa contigo. La historia entonces es la misma historia contada desde los principios de la humanidad. La voz es sagrada porque no te pertenece sino que le pertenece a todos. He aquí el reto de todo aprendiz de escritor: descubrir entre las líneas de los libros los mensajes escritos para que continúe el diálogo hacia el infinito.

sábado, agosto 03, 2013

De Revolución Groovy (Próximo a salir)

la república en su modalidad de imperio
rechaza categórica y tajantemente escribir con faltas de
ortografía. Escribir sobre temas que no
contengan autorización previa, molestar
con impertinencias al santo padre o la santa
madre, hacer preguntas sobre su sexo, dirección
o teléfono. Pensar de forma estructurada y
ordenada: ordenar pensar clasificar analizar
escribir sin tintes minimalistas, tener poesía comprometida, decir palabras obscenas:
el guerrillero que debía liberarnos era un
pendejo. Esto es el imperio, la republica
lo hicieron confesar. Quería uvas, una
canasta, computadora, panocha fresca, tener
los güevos limpios y rascados cada cinco
minutos, vivir en la casa del cielo (sino había la iba a
construir). Lo vistieron de candidato, lo armaron de
propuestas y reformas. El voto no le fue favorable. Sus
ambiciones eran compatibles con el imperio. Le
dieron trabajo. Le llamaron héroe. Es secretario

mira Joe, tú y yo como pendejos. Somos
mierda y moriremos como mierda. Deberían
dispararnos pero nos necesitan. Nos han dejado
la canción de los pobres diablos. La que hilvanaron
sus abuelos. La que carece de todo. Mira Joe
como cantan las ardillas la derrota. Como
canta las vísceras desde siglos. La pequeña
tortuga que le han robado las alas. El indigente
que come cebolla agria. La huérfana de calles. La
monja de papel. Y nuestro culo Joe. Nuestro culo

domingo, julio 28, 2013

El ejercicio del silencio: charla con Raúl Bañuelos



Camino por la calle de Arista, es el barrio de Santa Tere en Guadalajara, sobre este barrio nació y creció Raúl Bañuelos (Guadalajara 1954). Es sin duda unos de los poetas más importantes de la generación de los cincuentas, ha sido poeta, investigador de la Universidad de Guadalajara, ha coordinado el Anti-taller César Vallejo, ha compilado antologías, y sin duda, pieza clave para entender el desarrollo de la poesía en Jalisco. Por sus talleres un sin fin de poetas, desde Luis Vicente de Aguinaga, Karla Sandomigo hasta llegar a escritores más jóvenes como Hugo Plascencia o Carlos Vicente Castro. Me recibe en su casa para hablar sobre el ejercicio del silencio como el ejercicio personal de la escritura poética.

Neri Tello – Estamos aquí con Raúl Bañuelos para hablar sobre el ejercicio del silencio…


Raúl Bañuelos – El ejercicio del silencio uno está aquí sin su voluntad y hay que ir entendiendo el sentido de ello, porque pasando el tiempo sin poder tener un periodo o tiempo amplio para dedicarse a proyectar un libro o poemas, se empieza a cuestionar si quedó atrás todo lo de la escritura después de años de no hacerlo, pero esto tiene su sentido porque uno está no solamente para estar escribiendo o leyendo sus poemas, sino puede la experiencia poética puede darse en ese ejercicio del silencio.


NT - ¿Qué sería el ejercicio del silencio?



RB - Lo dialéctico se aparece en la vida cotidiana, la unión de opuestos que se van dando en las necesidades de resolver la vida del sustento, el tiempo que se pide y se le ofrece a la vida familiar, más si tienes un hijo de tres años a mis años, una niña de siete años y una mujer casi veinte años menor que yo, entonces hay una ida y vuelta de las necesidades de la vida práctica y la búsqueda de ese espacio de concentración, de subjetividad integrada en tu propio interior,– como lo decía el maestro Alí Chumacero- “si no hay una subjetividad de escritura, el poema necesita un vacío a su alrededor” ese vacío alrededor aunque no se de en la escritura se da en la contemplación. Si tienes una hora para tomar un café, antes de regresar a la vida cotidiana de tu casa, ese ejercicio se puede en el centro de la ciudad, en una mesa de café, contemplando la gente, el paisaje de la ciudad, o saludando a un amigo que aparece allí de repente… ese ejercicio de silencio da frutos en un diálogo con palabras de ida y vuelta que tiene una carga de sentido, entonces el ejercicio se puede multiplicar y aparte de tener un significado, encontrarle múltiples sentidos si no se ahoga, si no nos volveríamos locos buscando espacios para esa necesidad.




NT - Pero ¿qué pasa entre el ejercicio personal y la vida cotidiana sobre todo cuando eres el sustento y el pilar de la casa, que sucede en el ejercicio del silencio; cuando el escritor no produce poemas?

RB- Para dar fases esta parte implica lo que decía Rilke veía la poesía como resultado de una experiencia y no como resultado de afectos o sentimientos solamente, entonces las experiencias de la vida por la que está siendo uno atravesado, en otra etapa van a necesitar otra etapa de silencio. La escritura también necesita esa etapa, como lo decía Vallejo, para escuchar el tono el poema, para escuchar las primeras palabras que te dicta al oído, para poderlos captar lo que vas a decir, para poderlo captar y recibir esos mensajes.

NT - ¿En esta etapa de silencia van a tomar fuerza el sentido y el significado?
RB – El bagaje que uno trae, de técnicas, de lecturas, vocabulario personal y cercano, la construcción de estructuras, todo eso lo va a poner al servicio de un trabajo que quiere ser simbólico, connotativo.

NT - ¿Pero qué está aportando el sentido y el ejercicio al acto poético?
RB. Una parte de lo que va a aparecer (en los poemas) es lo que estás viviendo y no solo lo que has vivido en la etapas de tu vida. En mi caso personal, una de esas etapas fue cuando iba a tener mi primera hija, quise aprovechar esa posibilidad fusionar la actividad familiar con la poesía, entonces me puse a dialogar con ella cuando estaba en el vientre de su mamá y salió un poemario resultado de ese diálogo de ida y vuelta, imaginario ¡claro! Pero que estaba presente porque estaba creciendo en el vientre de su mamá.

NT- ¿Qué título tiene el poemario?
RB - El poemario se llama Verónica de María

NT. Por cierto tienes aquí un poema de ese poemario, ¿Puedes leernos un poco para entender lo que estás hablando?

RB – Si mira este poema tiene ese título:

Es de ti el árbol bien plantado al pie de tu ventana/
Y como ese árbol – hija – hay miles al pie de la ventana/
De las niñas de este barrio, ciudad y mundo/
Donde pueden las niñas como tú /
ver su árbol hermoso/
Al pie de su pie, /
en la punta de los cuatro vientos/
Al pie de tu ventana./

Si los millones niños tuvieran un árbol en la punta de los vientos/
La ciudad y el barrio serían/
Una ventana mundial al pie de lo árboles vivos/
Que no han matado todavía /
Ni matarán jamás /


NT – Pienso en el poema y lo que proyecta, aquí se nota el ejercicio del silencio. Este poema no está concebido de la noche a la mañana, sino que tuvo que pasar un tiempo donde había ese el diálogo entre tu y tu hija que iba a nacer ¿Cómo fue que ese ejercicio del silencio generó el dialogo para llegar al poema?

RB – Era un parte aguas en mi vida, era mi primera hija a una edad mayor. Cuando; en un tiempo de mi vida pensé que nunca podría tener hijos o poder tener una pareja permanente con quien pensar en el proyecto de un hijo, entonces fue un cambio en mi vida fundamental y como cambio en la vida fue una experiencia de situación de límite de dios que caló hondo y brotó de esa manera.

NT. Aquí hay algo bien fundamental…

RB - Frente a ese misterio que para mi era increíble y que no lo había encarnado durante muchos años en mi posibilidad humana, el misterio que sucedió en eso fue el conmovedor, el profundo de la experiencia…

NT. Lo que perturba es el silencio, porque el silencio se nota que está presenta, el silencio es el que genera el diálogo, el silencio es el que está haciendo que el poema aparezca. Y aquí algo que retumba: ¿Cuándo te das cuenta que la vida diaria genera el diálogo a partir de silencio y cuando te haces conciente que el poeta tiene que generar el sentido?

RB – Esa experiencia de silencio surgió hondamente cuando yo era adolescente, me subía a la azotea de la casa a estar solo, a refugiarme, yo tuve después de mi tres hermanas, éramos cuatro niños en una sola casa con mi papá y mi mamá, yo me la llevé bien con Bertha, pero siempre con los demás hubo disparidad de visiones y de cosas; hasta la actualidad, y me subía a estar en silencio, en la familia - tu sabes- hay una platicadera, disputas, serie de actividades, gritos, lágrimas, berrinches, etcétera, todo el día, como lo decía José Emilio Pacheco la vida doméstica es como un pequeño infierno en el sentido de lo creativo, como sería la vida doméstica con toda vitalidad, con toda su riqueza, pero en una familia como tal dónde está el silencio para poder crear algo, dónde puedas escuchar un concierto, un disco que te encante. Yo subía a la azotea con un radio para sintonizar un programa que se llamaba Guitarras de oro que programaban puros tríos como los panchos, los tres diamantes, los tres ases, los tecolines. Me subía a las siete de la noche, como las señoras que ahora que ven telenovelas y antes que empezara el programa tenía silencio. Me traía un libro o hacía tareas, o simplemente leer cosas como un libro que se llamaba doce rosas de la infancia que teníamos en la secundaria y que tenía poemas de García Lorca, cuentos de Juan José Arreola, Rulfo. Me subía a leer y a esperar el atardecer, ese era mi ritual deseado; mi utopía cotidiana era subir a la azotea a esperar esa experiencia.

NT - ¿Y qué sucedía después de terminar el programa?
RB – Era regresar a la vida normal, y todas las actividades domésticas, era ya hiciste la tarea, ya vente a cenar…

NT – Hemos estado hablando del silencio, de lo cotidiano, de lo misterioso de tu hija, de la azotea… ¿En qué momento el poeta siente la necesidad de reflejar todo esto?

RB- A mí siempre me sorprendió comenzar a escribir poemas, y nunca me sentí poeta y ahora tampoco, entre amigos decimos que somos poemistas, la palabra (poeta) tiene un rango magíster, me quito el sombrero, como decía Whitman me quito el sombrero y me pongo me da la gana ante los grandes. Ante los poetas grandes que son los poetas con mayúsculas, que son grandes como Hölderlin, Borges, Neruda, Paz, Girondo, innumerables…

NT – Esta es una concepción de quién te está entrevistando; en lo personal, como lector, considero que los poetas grandes generan diálogo, pero este dialogo es universal, cualquier persona genera diálogo, cualquier artista puede generar diálogo. Pero los grandes, en su función comunicativa, logran un dialogo universal que podrá entenderse con el paso del tiempo. Quizá peque de ingenuidad pero tú ya estás logrando el dialogo, tus poemas generan el diálogo, el diálogo está presente y en ese sentido estás emparentado con los grandes y no es un falso eufemismo, no es una porra, es lo que está en tus poemas, por eso me atrevo a llamarte poeta, porque el dialogo hay está, ese fenómeno comunicativo allí está. La pregunta entonces es ¿En qué momento existe la necesidad de generar el diálogo?

RB- En la facultad de Filosofía y Letras. Tenía un compañero que se llama Eduardo Guiarte Martínez y nos hicimos muy amigos, y me reveló a poetas que cambiaron mi percepción de la poesía. Mis lecturas anteriores habían sido los modernistas, Rubén Darío, Díaz Mirón, López Velarde… De pronto me acerca a lecturas de Walt Whitman, León Felipe y Vallejo. Fue una revelación para mí, lo anterior era para mí una cuestión muy pasado, que ya no era tan cercana que ya no correspondía a lo contemporáneo. El hecho ya de conocer autores con un diálogo y una experiencia más cercana, me hizo saber que podía entrar en la frecuencia de lo poético, aunque mis poemas no tuvieran esa categoría, esa calidad de los grandes. Así como uno juega futbol, aunque no eres ningún Pelé o Maradona, puedes entrar a jugar con la pelota, entrar al Juego con mayúscula y participar. En ese sentido hubo otra experiencia que me ubicó en esas coordinadas, en mi propio lugar en ese gran juego, fue el festival internacional de poetas en Morelia en 1981, vinieron Marin Surescu, Jorge Luis Borges, Cintio Vitier… maravillas de poetas. Estuve toda la semana de Morelia, estuvimos varios compañeros allá, y tuve la revelación maravillosa de las lecturas y después una depresión terrible al llegar a mi cuarto (risas), decía que estaba haciendo yo con esto. Pero se me pasó rápido el susto y me dije; mi obligación es hacer lo que pueda con esto, sin tener que compararme con estas maravillas, y ya después agarré mis rutas y no tengo ninguna preocupación de compararme con los maestros.

Neri Tello- Tu nos has enseñado que no hay que compararnos con los grandes, nos has dicho que el ejercicio poético es un ejercicio personal, uno avienta una piedra y no sabe lo que va a pasar…

Raúl Bañuelos- Puedes ser que espantes a los cuervos, o provoques un oleaje en el charco donde la aventaste, o brinque una rana o que reflejes por allí al sol.

NT- Abundando un poco más en esto, porque esto es muy fundamental y está reflejado en tus poemas, si bien es cierto que el poeta debe tener su propia voz, cuando yo leo los poemas de Raúl Bañuelos veo muchas voces allí, entonces ¿cómo se da el dialogo personal entre Raúl Bañuelos con las voces que en él confluyen?

RB- Cada libro es un rompimiento con el anterior, puede ser un libro pensado homogéneo, o puede haber sido una etapa diferente con hilos conductores menos obvios, pero siempre mi intención ha sido hacer algo diferente, no repetir. Los abordajes, la voz; son improntas, un sello que no se puede borrar. Intento que mis coordenadas personales, mis coordinadas de lectura y circunstanciales estén en ese tono.

NT.- Este punto es fundamental en tus poemas

RB. Yo admiro mucho lo que decía Neruda; yo no hago poemas, hago libros. Esa es una lección que yo he tratado de imitar.

NT. Retomo dos libro de Raúl Bañuelos, Bebo mi limpia sed tu antología y Canto del descampado en ellos hay varios temas que se están manejando… lo diré así, la voz de César Vallejo, de Eduardo Anguita, de Nicanor Parra, Pablo de Roca, de Octavio Paz, están presentes, quiere decir, a pesar de la constante, de estar rompiendo en cada libro, cómo manejas esto, porqué están apareciendo estas.

R.B. Como son tan abundantes y diversos estos maestros siempre habrá un punto de visto en el cuál dialogar con estos maestros. Por ejemplo está el libro Junturas que construí a partir de una especie de contra cantos, de un poeta, un poema, un verso, una obra plástica tomaba un fragmento y contra cantaba con él, a su favor o en su contra. Hay un juego de tenis intentado de mi parte, yo tomaba lo que ellos planteaban como propuesta. Por esos aparecen estos autores, de algún modo, como variantes. Paz está en este libro y en otro que se llama Puertas de la mañana, contra cantado de mi parte.

NT. Cuando leo la poesía de Raúl está siendo que yo genere el diálogo con estos autores, es algo que me sorprende.

RB. - Es una maña de fútbol de llano, como dicen júntate con buenos y serás bueno. Yo tratado de juntarme con ese sentido con poetas de esa categoría para jalarme un poco del trabajo hacia ese rumbo, hacia esas coordenadas. (Risas)

NT. (Risas) Lo logras bastante bien. Además el conjunto de todo eso. Todo esto viene siendo tu voz, porque a pesar de que están todos ellos, sigues estando tú. Es tu voz. Qué puedes opinar de eso.

RB.- Nunca me habían dicho eso. Mejor opina tú. (Risas)

NT. Me meto mejor a tu obra. Hay cuatro temas fundamentales en tu obra, la primera es la niñez, la segunda es el barrio, la tercera es el ser, este tema es muy amplio pero lo voy a resumir de esta manera; un texto tuyo dice: uno es solo y a veces compañía. A eso me refiero con ser, y el cuarto tema es la poesía por la poesía misma. Este ya es el universo de Raúl, ya es tu voz. ¿Qué me puedes decir de esto?

RB.- Para cada libro siempre han aparecido poéticas, pueden haber tres poéticas, o diez poéticas, o una serie de poemas, una sección de poemas, o un pequeño poemario, es el caso de un libro llamado Pendular, que son poéticas, son dieciocho poemas de poéticas. Resulta como un calidoscopio; te vas moviendo y aparece una figura nueva. O si tu no ve mueves se mueve el universo y tu visión o enfoque varía, pero lo que va viendo es lo poético de lo que va apareciendo en el calidoscopio tan vivo y diverso como es la naturaleza, o la vida. Entonces allí encuentras el resultado de esas variables. De lo otro que decías cito a Octavio Paz, para encontrar la propia voz habría que leer los poemas, la poesía de los maestros, no para hacer lo que hacen ellos, ni cómo lo hacen sino para hacer poemas. En otro sentido, no hacer poemas como lo hacen los maestros sino como hacen los maestros. Esto es, algo metafísico, es aprender a involucrarse en una especie de segunda naturaleza que tú te ganas por estar sumergido en eso. Como hay gente que se mete a un asunto y se transforma en el asunto. El Maestro Fernando-Carlos Vevia nos decía es como una distorsión del oficio. Un peluquero, por ejemplo, distorsiona su trabajo sube al camión y mira las cabezas como diciendo aquí le cortaron mal el pelo, a ellas le hicieron mal el corte y ¿Dónde quedó el viaje? Si lo interpretamos como una metáfora como un símbolo de la vida, hay muchas mas cosas que ver, y no nos alcanza el tiempo para ver lo que quisiéramos ver en un periodo o tiempo dado. Otra vez cito a Paz, el trabajo está en escoger una cosa y concentrarnos en esa. El problema más grande de los poetas jóvenes es la dispersión. Tanta maravilla que hay para trabajar.

NT. ¿Por qué para ti es tan importante manejar los temas de la niñez, el barrio, el ser y la poesía y no otros?

RB.- El barrio me da un sentido de pertenencia con el cuál no me dan deseos de salir, en el está los juegos; la trais, la base, las escondidas. También está la infancia, la familia, la poesía. Es mi base, si no tuviera esa base yo me pierdo, me hubiera ido como globo en el aire, como a un niño que se le pierde el papalote en el viento. En el fondo hay la búsqueda de una base espiritual de trascendencia, si no la tuviera no tendría en qué asirme.

NT.- Se me viene a la mente el constante regreso a Ítaca, es como el estar en otro país y estar regresando constantemente a tu base, a tu origen.

RB.- Tuve una infancia en el barrio que recuerdo con mucho placer, aparte de esa etapa adolescente que te contaba. Mi infancia fue la calle, salíamos los niños a jugar, familias enteras jugábamos lotería enfrente donde había un árbol frondoso, un tabachín y luego se quedaban jugando las señoras jugando y apostando chicles de Yucatán, y después los niños jugábamos otras cosas, la pelota, las canicas, la trais, las niñas jugaban chicotes. La tarde era un paso maravilloso de libertad, de juego. La niñez es el paraíso perdido y si te cuento esto que te estoy contando, es una evocación de una alegría constante. Aunque a veces hubo pleitos de niños que no trascendía a la siguiente tarde ya estabas nuevamente jugando.

NT. Todo se está emparentando, el barrio emparienta la niñez, la niñez emparienta el ser, porque es el origen metafísica, y esto nos remite a la concepción de la poesía. Qué nos puedes decir de está fusión para cerrar esta entrevista.

RB.- Citaría a Hörderlin a quién admiro muchísimo, en aquella línea que dice que es poéticamente que el hombre vive en el mundo. No está diciendo que vivimos poéticamente, sino el que vivamos aquí es un hecho poético. Todas esas pocas palabras dicen muchísimo, dicen que somos una creación. Yo soy cristiano católico, y creo que todos somos creación de Dios, y por lo tanto como dice Juan Pablo somos divinos. Y mi meta es por lo menos intentar vivirlo. Estar en ese camino. Ese tipo de cuestiones me hacen ver el mundo, la tierra, la naturaleza, las personas en esas coordenadas de la creación. Es un intento, por eso vuelvo cada vez, como crecimiento de persona, por eso son muy constantes los regresos, que ojala fuera como un espiral y no como un círculo cerrado.

NT. Hay un elemento fundamental y es el que le da cohesión a tu obra y es el elemento religioso, y aunque no estás hablando de Dios, y aunque no hables de una cuestión divina. En tus poemas hay un misticismo presente, de cómo ves lo humano, como ves al otro, en ello hay un misterio, un misticismo y quizá tenga que ver con tu formación cristiana. ¿Qué tiene que ver esta parte hacia la escritura, que tiene ver la espiritualidad con el ejercicio de la escritura?

RB. Es un ejercicio espiritual la escritura. Asistí a ejercicios espirituales constante mente, a muchos ellos no respondí como debería. Pero he intentado actuar con un sentido cristiano en muchos momentos no lo he logrado. Pero siempre intento hacerlo y como decía San Lalo Blues que quizá lo tome de los Doors, u otro sociologo, lo importante es estar en el camino y seguir andando. Lo voy a decir en especie de broma: hay que seguir empujando la carreta para que no cambien de buey. (Risas) Mientras dios no me saque de este camino yo seguiré en el camino.

NT. Te agradezco Raúl estas pláticas informales sobre poesía, en las que ya tocamos varios temas…

RB.- Admiro mucho una visión de Luis Cernuda sobre los cuatro elementos que el poema pide para ser una verdadera obra de arte: rigor, sensibilidad, inteligencia y azar. A uno le toca poner varias de esas cosas; el rigor no como una cuestión técnica es una entrega rigurosa a la vocación, o como le quieran llamar porque es mas que una profesión u oficio. El rigor implica la formación en el oficio, implica conocimientos de la tradición para romper con ella, todo lo que hay en herencia de la historia de la literatura, en eso hay gran herencia, ahora imagínate en otras artes, todas las otras formas de conocimiento que pueden nutrirnos y enriquecernos, ese es un compromiso que podemos trabajar. Lo demás muchas veces no depende de nosotros; ni el azar, o la sensibilidad que puede enriquecerse, o la inteligencia. Hay personas que son muy inteligentes, hay otros que no son tan inteligentes. Pero hay la entrega, la entrega si está en tus manos, el rigor, la búsqueda del aprendizaje, el enriquecer los otros elementos. Como decía Picasso que la inspiración o el azar nos agarre trabajando.

NT. Raúl te agradezco la tarde, la plática, el café y tu tiempo.

Toto González


i
toto gonzález creía que los apellidos
eran importantes para forjarse un futuro:
en la realeza, (se explicaba toto), era importante el apellido
si un apellido nacía antes que el parto
perpetuaba el nombre
durante la ilustración
la revolución francesa mandó a la guillotina
a la monarquía
el hecho inspiró las guerras de independencia
en Latinoamérica
por los concepto de igualdad y libertad que nos desnudó a todos
el apellido entonces se volvió tierra fértil
el nombre debería de labrarse (sin importar que se llamase Antonio o Alberto)
el nombre era producto del trabajo
pero llegó el patrón y se quedó con todo
entonces llegaron las exigencias proletarizadas, derramamiento de sangre
sobrevivencia
el apellido era la lucha
el nombre las conquistas logradas en el espacio y tiempo

ii

toto gonzález se dio cuenta de la importancia de hablar
decir lo que sea:
hablar sobre las nubes (un par de poetas hablaron sobre las nubes
hay que hablar de las nubes)
del corazón sentimentalero (todos hablan con profundidad
superficial del tema: ¿por qué no hacerlo?)
sobre las mesas que de la noche a la mañana se alargan
(eso es algo personal e íntimo)
sobre las temporadas encerrado entre paredes blancas
y dosis de tóxicos
(eso definitivamente no)

toto gonzález decidió inventarse un hombre
no para renunciar el suyo
sino para que alguien le cuente
las cosas que de tanta importancia
no logran atender un poema

iii

toto gonzález inventó para si
el nombre “Poeta”
los fines de semana lleva su nombre con “Maestra”
“Maestra” enseña retórica en clase de gramática
evita por completo temas de lingüística
para reponer un poco enseña filosofía de servilleta
sazonada con demagogia
“Poeta” (toto gonzález)
atento toma nota
para recitarle poemas
a toto gonzález (Poeta)