viernes, mayo 20, 2022

Hacia una identidad de la poesía en Jalisco II

 

Los referentes y contextos dinámicos en la poesía regionales

 

Si hablamos de identidad regional, es necesario partir de las definición de cultura y cómo esta se convierte en un elemento indispensable para el concepto de “identidad”, y cómo estos conceptos “cultura e identidad”, después de la aparición de las ideas de 0Michel Foucault, estas se convierten en elementos de poder.  Zygmut Bauman en el libro La cultura en el mundo de la modernidad líquida revisa los conceptos de “cultura” y cómo este mismo, benefició a diferentes grupos y clases sociales, a través de la historia, al tiempo que legitimaban las condiciones que deberían tener “alguien” con cultura, que se insertaba en el progreso. 

 

Marco Aimé, propone entonces que no se puede hablar de “Cultura” sino de “culturas que cohabitan en un mismo espacio y en un mismo momento. En la modernidad líquida, propuesta por Bauman, los conceptos de “cultura” dependerán de los intereses políticos, económicos, sociales… del grupo, de las personas o teóricos que revisen el concepto de “Cultura.

 

Por su parte Stuar Hall, nos habla de la dificultad para definir la “identidad” y cómo, complementando el concepto de “cultura” que desarrolla Bauman, no se puede considerar la “identidad” como algo estático, sino que existe la “diversidad de identidades” no solo en un individuo, sino también en una cultura.        

 

Estas ideas nos hacen replantear la concepción de “Poesía mexicana”, como un aglomerado de “identidades” y “culturas” que han coincidido en un espacio y tiempo determinado. Se debe contemplar diferentes plataformas que han existido dentro de este desarrollo histórico, la producción tradicional de revistas, la producción al margen de lo institucional, la aparición del Internet y todos los derivados de estos fenómenos. Establecer criterios de selección, y hacer el registro de voces poéticas resulta más complejo. Lo histórico también es fugaz. Entonces ¿Cómo puede concebirse la realización de una antología de poesía mexicana? ¿Qué referentes y qué contextos deben considerarse para la concepción de una poesía mexicana? ¿Qué referentes culturales e identidades deben considerarse?

 

Cuando se establecen criterios de selección para una revisión histórica de la producción de un país, los referentes no son estáticos. La identidad no puede permanecer, como una serie de características y referentes estáticos aunque estos referentes hayan permanecido intacto a través del desarrollo histórico. La necesidad de lo “mexicano”, no ha sido la misma, desde el nacimiento y desarrollo de las grandes ciudades.

El problema demográfico en México, en las décadas posteriores a la Revolución,  obligó a plantearse lo mexicano, frente la entrada de los referentes culturales extranjeros. Surgió como propuesta el rescate de elementos culturales propios del campo post-revolucionario. Elementos que están visibles en el muralismo y en lo que se conoce como “La época del cine dorado mexicano”, sin embargo, no es  la misma la necesidad de establecer lo “mexicano”  en una era global, donde su configuración ya nos permite cuestionarnos cuál es el papel del mexicano en el extranjero, en donde lo mexicano logra despojarse de sus prejuicios y sus complejos.

 

Consideremos ahora el corte transversal, el estudio sincrónico. La poesía en un momento específico, para hacer el registro actual de las voces que coinciden en este momento o. Una antología que sirva para registrar las voces coincidentes en región delimitada y con criterios de selección y objetivos muy específicos. Los resultados mostrados no quedarán exentos de polémicas válidas y necesarias, que ayudarían a comprender los problemas reales que se esconden a través de la producción de los poemas.

 

Aunque se establezca la transversalidad, se delimite el tiempo y lo “Mexicano” la identidad, y los referentes culturales tampoco son estáticos. Pretender mostrar una identidad desde lo poético resulta un trabajo incierto: delimitar criterios de selección para recolectar poemas de autores nacidos en el país, de autores nacidos en otros países que han hecho producción literaria en el país, o de autores en lenguas indígenas, no siempre lograr en su totalidad una identidad que puede llegar a ser intangible, fugaz e inaprensible.

 

Reconocer que no existe una sola “identidad”, ni una sola “cultura”  nos permite reconocernos ante los otros, con características propias y concordantes con los demás, y al mismo tiempo dinámicas, que nos diferencian de los demás. La identidad nos sitúa dentro de grupos sociales, y nos hace conscientes de los otros. En la identidad reconocemos códigos, lenguajes, cosmovisiones, sentidos y significados propio de grupos sociales o regiones. Que aunque son parte de transformaciones históricas nos definen, y al mismo tiempo nos muestra su naturaleza no estática.

La construcción de estos elementos culturales, nos revela que lo mexicano no es posible de asir, en su totalidad, no se pueden definir, podemos encontrar características que han cambiado con el paso del tiempo. El estudio de estas características, el estudio y revisión de la producción literaria, a través del tiempo, muestra también que las concepciones de lo “mexicano” y de la “poesía mexicana” tampoco ha sido la misma. La revisión ha permitido encontrar puntos que no habían sido tomados en cuenta, si partimos de la idea de la configuración “de lo Mexicano” a partir de reconocer la diversidad de identidades, lo que nos llevaría a englobar lo “mexicano” en una “identidad dinámica”, donde los referentes no pueden permanecer estáticos, es necesario plantear la necesidad de revisar bajo lupa, los panoramas regionales. Las muestras de poesía regional permiten encontrar recovecos que no son considerados dentro del panorama nacional, y en esos recovecos se inserta la variedad poética. Las posibles ramificaciones y trayectorias en que se desprenden nuevas posibilidades de lectura y reconfiguración de los panoramas nacionales.

 

En busca de un panorama regional 

 

Las antologías mexicanas muestran un panorama general, a partir de los registros poéticos que existen en los diversos estados. La necesidad de mostrar una identidad nacional a partir de la poesía, aunque no se pueda definir lo “mexicano”  Las voces que se consideran para los registros suelen ser aquellas que tienen mayor trascendencia y relevancia, forman parte de una configuración nacional, ya sea porque han sido favorecidos con una beca federal o estatal, porque han sido acreedores de algún premio, han sido publicados en alguna editorial institución oficial, ya sea gubernamental o universitaria. Y en la mayoría de los casos, no se puede negar la trayectoria y respaldo que los poetas seleccionados suelen tener.

 

Toda antología es un debate sobre lo que se debería y no debería mostrar como registro e identidad nacional. En Poesía en Movimiento Octavio Paz hace una revisión histórica de la poesía escrita 1966, y sitúa la poesía joven de la época en José Emilio Pacheco, Homero Aridjis, Juan Bañuelos, Oscar Oliva entre otros. La aparición de esta antología inspiró el trabajo de Asamblea de Poetas Jóvenes por Gabriel Zaid, y en ella destaca un fenómeno importante, la masificación del ejercicio poético, y la gran cantidad de poetas jóvenes que estaban emergiendo y consolidándose en la década de los setenta.

 En este vaivén por registrar y mostrar una identidad nacional poética, escapan de la vista recovecos. La identidad es un concepto que no se puede definir. Y como fenómeno también es imposible configurar. Ni siquiera los hechos históricos permanecen estáticos. La historia, es la interpretación de los sucesos, a partir de quien lo cuenta y por lo tanto, solo es una pieza de un rompecabezas muy grande, imposible de concebir en su totalidad. Este fenómeno hace que los referentes nacionales e históricos, dentro de la configuración de una poesía nacional también cambien, las nuevas generaciones se dedican a buscar, rescatar, encontrar hallazgos que cambian por completo el panorama histórico, y se revisan poetas que no estaban considerados, o no se consideraba su importancia dentro del panorama nacional en su época, y ha sido la lectura lo que ha hecho posible una revaloración y revitalización de su poesía. Aquí tenemos los casos de Carlos Gutiérrez Cruz, Max Rojas, Oscar Martínez Ocaranza, Juan Martínez, Enrique González Rojo Arthur, Abigael Bojórquez, Mario Santiago Papasquiaro.

 

Si en los registros históricos no son estáticos, los registros nacionales tampoco lo son. En las revisiones sincrónicas y diacrónicas de la poesía deben considerarse y no subestimarse los recovecos. En el registro del panorama nacional, la revisión de las posibles voces siempre estará mediada por quien o quienes la hacen, siempre desde su concepción, desde sus afinidades, estéticas, y sus valoraciones. Es en los recovecos, en aquellas lecturas que se dejan desde fuera, en los que se puede encontrar riqueza y diversidad. Es por eso, que la revisión de un panorama nacional, debería realizarse desde la concepción de los panoramas regionales. En un corte transversal, en los registros que se dejan fuera, o que simplemente no son contemplados se puede encontrar la pluralidad que si es una característica de la poesía nacional.

 

En la revisión de las antologías, Manantial Latente de Ernesto Lumbreras y Hernán Bravo Varela, Antología general de la Poesía Mexicana de Juan Domingo Argüelles, Connecting Lines New Poétry From México de Hernán Lara Zavala, o México 20, La nouvelle poésie mexicaine, de Jorge Esquinca, Myriam Moscona y Tedi López Mills por citar unos ejemplos, figuran los nombres, de poetas nacidos en Guadalajara después de 1965 (y solo por poner un año de referencia) de Luis Vicente de Aguinaga, Mónica Nepote, León Plascencia Ñol, Ángel Ortuño, Víctor Ortiz Partida. Nadie y absolutamente nadie cuestionaría la importancia y relevancia de los poetas nombrados en el panorama nacional, su trabajo, su dedicación no estarían en tela de juicio. Pero ¿Qué otras voces, que están dentro de estos recovecos, pueden ser consideradas? Comencemos primero por configurar un panorama general de la poesía en Jalisco.

 

Panorama de la poesía en Jalisco.

 

En 1980 Gabriel Zaid publica Asamblea de poetas jóvenes, y da un registro de 164 poetas nacidos en México entre 1950 y 1962. Y en esta antología se reconocen, como parte de una generación joven, poetas que en Jalisco tendrán un desarrollo importante como lo son los casos de Raúl Bañuelos, Ricardo Castillo o Ricardo Yáñez.  En esta generación de poetas jóvenes aparece el primer taller literario en Jalisco, Protoestésis a los que pertenecen, entre otros, Ricardo Yáñez, Jorge Souza, o Carlos Prospero, y su lugar de reunión era la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara. Todos los que pertenecían a este taller, eran jóvenes estudiantes.

 

Elías Nandino, llega a Guadalajara unos años más tarde a dirigir el Departamento de las Bellas Artes de Jalisco, y retoma el taller e impulsa el trabajo de los jóvenes escritores a principio de la década de los ochenta, como Jorge Esquinca o Luis Alberto Navarro. Esta generación también es cobijada por los escritores Arturo Rivas Sainz, Adalberto Navarro Sánchez y Ernesto Flores. Quienes son los referentes de la poesía en Jalisco, y son apoyados con talleres, con publicaciones, con lecturas, en las clases de la antigua Facultad de filosofía y letras de la Universidad de Guadalajara. Aparecen publicaciones que son ya un referente, tanto en el Estado, como a nivel nacional, como lo son los libros Pobrecito Señor X de Ricardo Castillo, El cantar del Forastero de Raúl Bañuelos, o Ni lo que digo de Ricardo Yáñez.

 

En 1989 Raúl Bañuelos, Dante Medina y Raúl Aceves publicaron uno de los trabajos más importantes que se habían hecho para registrar la poesía de escrita hasta ese año, la antología: Poesía reciente de Jalisco. En la que registran los poemas de Ricardo Castillo, Ricardo Yánez, Raúl Ramírez, Erica Diez, Carmen Villoro, Jorge Esquinca, de los propios Raúl Bañuelos, Dante Medina, Raúl Aceves, entre otros. En ella localizaron a 354 poetas, y antologaron 73, sin duda era un referente necesario para la poesía que fue escrita por autores nacidos después de 1945. En la década posterior, algunos escritores ya eran referencia para la formación de las nuevas generaciones y la figura del taller tomó una gran importancia. La  tradición literaria fluía y se recreaba con el taller, que tiene en primer lugar, en Luis Patiño Téllez, profesor de la Universidad de Guadalajara en esa época, y en segundo lugar el grupo de jóvenes de Protoestésis, los primeros referentes del taller literario en Jalisco.    

 

En la década de los noventa; Raúl Bañuelos, Carmen Villoro, Ricardo Yánez, Ricardo Castillo, Roberto Villa, Cesar López Cuadras, Artemio González, Patricia Medina, Paola Alcocer eran algunos de los talleristas que dieron cabida y formación a la siguiente generación de escritores jóvenes. Las bases que se asentaron en los años setenta y ochenta, dieron configuración muy interesante en el panorama de la poesía en Jalisco. Los rasgos característicos del contexto en que emerge esta generación están marcada por el nacimiento de revistas clave para comprender la época, Trashumancia, Juglares y Alarifes, Luvina, El Zahir, La Migala, La voz de la Esfinge. Y de la profesionalización de editoriales que también son un referente como lo son Mantis, LIteralia, Arlequín, o Paraíso perdido. De los noventas debe tomarse en cuenta los trabajo de Ernesto Olvera y su antología del cuento último en Guadalajara, Felipe Ponce, Jorge Orendaín, y Alejandro Zapa con su antología de poesía Tiro al Blanco y López Cuadras con su libro, Muestra literaria reciente de Jalisco.

 

Esta generación está marcada por las explosiones del 22 de Abril en Guadalajara, este hecho histórico marcó un ante y después, en la manera en que se concebía y difundía la poesía. Se solía hacer pintas con poemas en la zona devastada. En el 2002 Jorge Orendáin y Felipe Ponce recopilan diversos textos sobre el tema, en el libro Estela contra el olvido, entre los que se encuentran poemas de Salvador Sotero, Dante Medina, Luis Vicente de Aguinaga, Karla Sandomingo, Mauricio Ramírez, Alejandro Zapa, Raúl Aceves, Raúl Bañuelos, Enoé Eréndira, o Ramiro Lomelí, entre otros.

 

La tradición del taller en los jóvenes escritores nacidos después de 1975 se renovó con, los ahora talleristas, que en la década de los ochenta y noventa habían forjado sus voces poéticas en los talleres literarios, Jorge Orendain, Karla Sandomingo, Godofredo Olivares, Luís Armenta, Ñol Plascencia, Luís Martín Ulloa  entre otros tomaron la estafeta y forjaron las voces jóvenes que ahora figuran en el mapa literario.

 

A partir de esta nueva generaciones, el libro, ya no es el único espacio para la promoción y difusión de la poesía, el performance, la poesía en voz alta, la teatralidad, la oralidad, se convierten en recursos que se fusionarán con la creación poética. Lo mismo se ha una lectura en un espacio institucional, que en un café, que en camión de pasajeros.  Ya no hay una preocupación por construir una poesía canónica, tampoco pertenecer a un grupo institucional, o crear y publicar al margen de una beca, o de una institución. Lo que llevó a la concepción de una poesía marginal, y en ocasiones marginada. Una poesía con un espíritu libre, rabioso y al mismo tiempo, de resistencia, que bajo ninguna circunstancia estuvo peleada con las publicaciones que se hicieron desde la Dirección de Publicaciones del Estado, desde la Universidad, o de las revistas oficiales. El espíritu siempre fue de hermandad, de unión y de fraternidad que se encontraban en una franca camarería con músicos, artistas plásticos, dramaturgos..

 

Entre los libros y autores que se deberían revisar para encontrar los recovecos y esos casos que se escapan de la vista de los estudiosos del panorama nacional y que explicarían este espíritu libre y alterativo se encuentran, entre otros títulos: Qué. Poemas del Axolote, (Arlequín 1998), La mano verde de tu edad, (Digna 2002), ambos libros de Pedro Goche, Polvo y raíz (Editorial Humo 2003) de Enoé Eréndira, Malestar (Arlequín 2004) de Enrique G. Gallegos, Paris 1948 (Digna 2001) y Pez en el cielo (La zonámbula 2010) de Lalo Quimixto Chacala, Moradas llenas de Ostras (Edición de autor, 1995) de Salvador Sotero, Con un cuello de botella roto: San Lalo Blues (La rueda Cartonera 2012) de Sergio Fong, No comas ángeles (Arlequín 1994) y Tragacanto ( Arlquín 2006) de Alejandro Zapa, De allá, al horizonte (Arlequín 2006) de Adriana Leal, La quinta fundación (CECA 2009) de Ramiro Lomelí, de Costa Norte (Centro Universitario de la Costa, 2001)de José Ramos.

 

La influencia se encuentra en la siguiente generación de autores, nacido a finales de los setenta y principios de los ochenta, que también han seguido y han encontrado en la resistencia y la libertad de sus palabras, un camino natural en la configuración de sus trabajos, entre los cuales se encuentran los poemas textiles Suturas y des---costuras (coedición, la Rueda cartonera-el viaje, 2012), Niñas vivas (Cosescribe/Verso textil 2018), de Judith Satín, Junto al árbol de la noche (Uno x uno mis ovarios Editorial Textilera 2013) de Sara Raca, Todo es babel ( Linterna Sorda 2006) de Hugo Plascencia Madrid, En las alas rotas de mariposas (Edición de autor 2005) y Viento versal (Zonámbula 2008), de Angélica Maciel, El Cinematógrafo de Platón (Zonámbula 2018) de Abel Díaz de León Floreano, De jueves a amarillo (Paraíso Perdido 2007) de Abril Medina, por citar algunos ejemplos

 

La poesía y los registros en Jalisco tampoco pueden definirse, tampoco son estáticos. No una definición, no se puede definir la identidad de manera tajante, sobre lo que es y no es la poesía en Jalisco, Podemos recurrir a la historia de la poesía en Jalisco, y revisar los trabajos que existen sobre este tema.

 

En 2004 Raúl Bañuelos, Dante Medina y Jorge Souza, publican para la Secretaría de Cultura del Estado, Poesía viva de Jalisco, en la cual hacen una renovación de poesía en los años 2000. Pedro Valderrama en, El Perímetro de la hoja (2007), hace un rescate de la poesía escrita en Jalisco, a partir de las revistas literarias y de las aportaciones que estas hicieron en su momento. Nombra las figuras de Arturo Rivas Sainz, de Ernesto Flores, de Adalberto Navarro Sánchez entre otros. El mismo Pedro Valderrama publicó en el 2021, En la orilla del tiempo, en este trabajo hace un registro de poetas nacidos entre 1967 y 1979, y que han hecho un trabajo poético en Jalisco. 

 

La maestra Sara Velasco, ha dedicado parte de su trabajo, en realizar muestrarios de los escritores en Jalisco, a través de varias épocas. La Doctora Silvia Quezada, se ha preocupado por difundir el trabajo y dar conocer los nombres de los escritores Jaliscienses, a través de dos libros que han recibido apoyo el Seminario de Cultura Mexicana, como los son Diccionario de escritoras en Guadalajara, que se imprimió por primera vez en 2003, en Literaria Editores, y la cual tuvo la fortuna de revisarse en el 2017 y aumentar el segundo tomo por la editorial Salto Mortal. Y en el 2020 publicó Diccionario de escritores jaliscienses.

 

En el 2014, aparece la antología, El viento y las palabras. Renovación Poética en Jalisco, (Autores de 1980 – 2000).  De los compiladores Jeannete Guerrero, Xóchitl Ramírez y Neri Tello, en un intento por mostrar la renovación poética en el Estado, a partir de los autores nacidos en esos años.  

 

Si nos tomamos en cuenta que ya no se puede hablar de una identidad estática y que la naturaleza cambiante de los registros en el Estado, los autores que aparecieron a lo largo de las décadas anteriores; algunos se instauraron en la ruptura y contracultura, otros prefirieron la búsqueda de nuevas expresiones poéticas en el uso retórica en el lenguaje. Pero a partir de las últimas dos décadas el panorama se ha diversificado. Los medios electrónicos, la poesía en voz alta, los Jams, los box poéticos, los video poemas, la poesía visual, los libros cartoneros, entre tantos y tantos canales en los que se diversificado la poesía, hacen imposible tener un panorama real de lo que es la poesía en Jalisco.


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