En
las propuestas de educación que parte de modelos socio constructivistas, estas
se centran en los aprendizajes que pueden ser construidos por los
estudiantes. Se deja de lado y por
completo la imagen de alumno pasivo, que está en la espera de recibir, en manos
de un maestro, el conocimiento. El
alumno, en comunidad, gestiona su propio aprendizaje, lo construye y el conocimiento
deja de ser estático para convertirse, en una experiencia significativa.
Paulo
Freire proponía una “Pedagogía
liberadora” que partiera de la idea que
los educandos comprendieran su realidad social, y se distanciaran de las
pedagogías opresoras de los sistemas dominantes, y al hacerlo construyeran una
visión emancipadora; es decir, cuando se
logra liberarse de las visiones y sistemas dominantes, por consecuencia, la misma sociedad consigue
cambiar su circunstancia hacia el bien común.
Vygostsky,
propuso que los aprendizajes se desarrollaban desde la interacción social, y se
mediaban a partir del lenguaje.
Nadie
nace de la nada, se inserta en la nada. Desde antes de nacer, ya somos seres moldeados
por la sociedad y una lengua. La mamá, y los miembros que rodean a la nueva
persona, están en constante comunicación, le hablan, le trasmiten sensaciones,
que el nuevo ser recibe. Antes de nacer, ya tiene asignado un roles,
características, tradiciones, identidad, del grupo social al que pertenecen sus
padres. Y en la medida que crece, el
nuevo miembro se apropiará de los signos propios de la cultura que lo acoge.
En
términos de Literacidad, las prácticas sociales que están mediadas por la lengua
escrita, tendrán un impacto sobre cada uno de los integrantes de esa sociedad, y
estas moldearán formas de convivencias, códigos, representaciones del mundo y
sus cosmovisiones, la manera de relacionarse con los demás y con las otras
culturas y formas de pensamiento.
El
conocimiento también es un producto cultural, y en las escuelas se socializa y
construye el aprendizaje. Si partimos de
esta premisa, la escuela es un diálogo intercultural y atemporal. Lo que se
dijo, se descubrió en otra época, en otra geografía, y con otra cultura, toma
sentido. La palabra trae consigo la posibilidad de apropiarse de los códigos
escritos, asimilarlos y crear nuevos sentidos.
Si
partimos de estas premisas, el aprendizaje puede construirse si se toman en
cuenta las literacidades académicas, pero también las literacidades vernáculas.
Ya que en ellas se centran los conocimientos, los códigos, las cosmovisiones
que una comunidad impregna en el conocimiento, y que es necesario para mediar
el aprendizaje.
Prácticas
letradas, literacidades académicas y literacidades vernáculas.
Antes
de entrar a estos dos temas complementarios, e importantes. Debemos de partir que todo texto es producto
de un desarrollo histórico, y que como tal, impregna y breva de la ideología de
la época, e incluso forma parte de los códigos, visiones de la cultura que los
genera. Incluso, la interpretación y
reflexión final del análisis textual, también estará mediada por la visión de
quién la realiza.
Partamos
entonces del concepto de prácticas letradas. David Bartón y Mary Halmiton conciben
las prácticas sociales, como aquellas que están moldeadas por las instituciones
sociales y las relaciones de poder, tienen propósitos sociales y amplios, y
estas pueden ser realizadas mediante procesos de aprendizaje informales.
Para
los autores “Los eventos letrados, son las
actividades en las cuales la literacidad cumple un papel. Por lo general
sucede que hay uno o varios textos escritos que son centrales a una actividad y
puede darse una conversación alrededor de este texto. La noción de eventos
acentúa la naturaleza «situacional» de la literacidad con respecto a que esta
siempre existe en un contexto social”.
En
las literaciades académicas, la escuela se suele regirse por prácticas letradas
dominantes, desde la forma de atender y revisar y analizar un texto, hasta las
conclusiones a las que deben llegar después de análisis. Para los autores las
Literacidades vernáculas parten de la visión que construyen, al margen de las
prácticas letradas dominantes. En las prácticas vernáculas, da sentido la
visión, el sentir, las formas de pensamiento e ideologías que están insertas en
una comunidad, en un grupo social. Son visiones que pueden ser transmitidas
desde prácticas letradas que no buscan imponer una visión, sino que son el
resultado de esa visión colectiva.
Una
canción, un refrán, un leyenda, incluso una receta de cocina forma parte de los
textos que pueden insertarse en estas literacidades vernáculas, y que parten de
la cosmovisión de la sociedad que los produce.
Un chiste con temática homosexual, por ejemplo, puede mostrar la
misoginia y la homofobia del grupo social que lo representa, pero también, un
dicho, un refrán, un mito puede mostrar la sabiduría de una comunidad.
Construir
un diseño de aprendizaje efectivo debería hacerse desde ambas literacidades,
desde una literacidad académica, pero también desde una literacidad vernácula,
que cuestione los valores de una sociedad que actúa en el individuo y al mismo
la construcción de una estrategia de aprendizaje académica.
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